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Thursday, May 27, 2010

Diez

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Hace diez años, yo quería ser veterinaria. Mi pelo era rebelde y descontrolado cual mercado central, y pasaba mis días haciendo cosas de hija única como leer, dibujar, leer, y jugar con el Nintendo 64. Eso, y ver Animal Planet, porque el Internet no era tan popular ni necesario en ese entonces. Nunca había usado un par de jeans y mis uniformes de civil eran estrictamente trajes de short-camiseta de St. Jack's. Mi acento de castellano Ibérico aun se escuchaba, producto de haber vivido entre andaluces por unos años. Mi ceceo y mi capricho de no querer decir "chivo" sino que "guay", ahuyentaban a mis compañeritos y compañeritas del Colegio García Flamenco, y era el tipo de niña que comía con la maestra en los recreos.

Era una vida pacífica.


Pero entonces, gloria a Dios, vino esa perturbación en el espacio que hoy llamamos Laura. Quisiera poder decir algo épico como: "recuerdo bien cómo mi madre me decía que si ella y mi papá morían, Laura sería la única familia directa que me quedara en este planeta," pero es que me lo dice todos los días. Al principio me caía mal. ¿Quién se creía? Llegó de la nada, sin ser invitada, y quería que le compartiera a mis papás. La consentían más y le daban más atención, con la justificación de que "era la chiquita". Y eso, siendo la Karla egoísta que soy, me molestaba mucho. A los hermanitos y hermanitas de mis amigas los/as regañaban por molestar, gritar, y robar juguetes. A mi hermana no, nunca. Me gritaba, pegaba, escupía, y robaba sin piedad. A mis amigas les pagaban por cuidar a sus hermanitos y hermanitas, y a mí me decían que era lo mínimo que podía hacer. Mis amigas odiaban toda la programación de Discovery Kids, pero yo me la sabía de memoria por los ratos que me obligaban a pasar sentada con ella viendo sus programas (siempre terminaban gustándome).

Creo que me comenzó a caer bien cuando descubrí que podía entrenarla para ser mi cómplice en el crimen. Comencé enseñándole a sentarse, que fue un concepto que le costó bastante asimilar. Seguimos con cosas más complicadas como agarrar un control de Gamecube, y justo la semana pasada terminamos de topar Portal para Mac.

Pero hoy, hoy cumple diez añotes. Su primera edad con dos cifras que me hace sentir longeva cual Matusalén. Perdonen que presuma, pero es un win de niña. Pasa sus tardes actualizando su blog, leyendo blogs, y jugando juegos en línea (Club Penguin y Stardoll por excelencia). Topó Resident Evil 4 (supervisada por una persona adulta), Portal, TLOZ: Ocarina of Time y Twilight Princess, y me ha derrotado sin piedad varias veces en Brawl. Dice que cuando sea grande quiere ser comediante o celebridad de YouTube, y para eso estudia a Monty Python, Ellen DeGeneres, Adal Ramones, iJustine, y a Venetian Princess. Yo creo que sería fabuloso tener una hermana comediante, pero a mi madre lo que menos le hace es gracia, ya que ella quisiera que ella cumpla ese legado de ser doctora que yo no cumplí.

Pero bueno, que ella se lo pierde.

A veces está en mi contra, y casi nunca está a mi favor, pero nos apoyamos. La ayudo con sus tareas, ella posa para mí, le preparo la cena, ella me ayuda a convencer a papá y mamá de cualquier cosa, y juntas pasamos por la cosa más yuca que nos ha tocado, perder a nuestra otra hermana. Aunque a veces me saque de onda con todas las sensaciones tween sonando en su laptop o su obsesión con Christian Siriano, mi hermana es la niña de diez años más win que conozco. La lista de razones por las cuales la amo y la admiro, pero un ratito la viene a dejar el microbús y tengo que ver qué nos dejaron de tarea para mañana.

1 comments:

Unknown June 1, 2010 at 5:43 PM

Awwwwwwnnnn!!! :D:D:D
Felicidades Laura!!!

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